dissabte, 22 de maig del 2010

UN RELAT DE CARLINS A CUBELLS. ANY 1873

GENER DE 1973. UN ENFRONTAMENT A CUBELLS EN LA TERCERA GUERRA CARLINA.

Disposo de molt poca informació sobre les activitats dels Carlins a Cubells i la seva zona, però poc a poc vaig trobant alguna referència.

Aquesta fa referència a la tercera i última guerra Carlina, i l'he extreta del llibre “Anales de la Guerra Civil: España desde 1868 a 1876 ” de Nicolas Maria Serrano.

Publico sencera la referència i en l'idioma original.

Al mismo tiempo, en Cataluña, se daba otra acción en Cubells, de la cual la Gaceta
dijo el día 19, entre otras cosas, lo siguiente:

«Las fuerzas que manda el coronel Arrando persiguieron el 10 del actual a las
facciones, reunidas de Nasarre, Camats, Piñol y Capdevila, consiguiendo alcanzarlas
cuando sallan de Cubells, y roto el fuego por las guerrillas, se formalizó la
acción en todo el trayecto hasta Camarasa, causando al enemigo la pérdida de 11
individuos y un caballo muertos, dos heridos y ocho prisioneros, uno de ellos oficial,
Y además se han recogido dos cornetas, 117 armas y otros efectos de guerra,
que arrojó aquel en su precipitada fuga. Las tropas han tenido un cabo y un soldado
heridos y tres caballos muertos.

Terminada la acción se presentaron a indulto 10 carlistas con armas, y anunciaron
lo verificarian algunos más.»

El mismo dia en que vio la luz este parte, el 20, un periódico católico monárquico
publicaba una carta que habia recibido, en la cual se decia que los carlistas, saliendo
del pueblo, para no causar desgracias, se habían batido en retirada contra fuerzas superiores de todas armas desde las dos hasta las seis, hora en que cesó el
fuego, sin que fuese reconocido el campo. En el pueblo no se hablaba más que de dos
bajas por cada una de las partes.

El mismo corresponsal, que prometía volver á escribirnos, contando la verdad
de lo ocurrido, cumplió su palabra con la siguiente carta dirigida al mismo periódico:

«.Cubells 19 de Enero de 1873.—Muy señor mió: En la que con mucha prisa escribí
el IG, dándole cuenta de lo ocurrido en aquella tarde, para que con seguridad
pudiese desmentir a la Gaceta en el caso probable de que contase la batida y dispersión
de las fuerzas legitimistas de la provincia, prometí darle más detalles el dia siguiente.

Si no cumplí, no fué por olvido, y ni aun hoy que ha desaparecido la causa que me ha impedido escribir, puedo darle muchos más pormenores, pero sí algunos que no dudo son exactos, porque así lo confiesan los amadeistas, testimonio nada sospechoso cuando se trata de las bajas de los carlistas.

Los liberales tuvieron un muerto, ignorando el paradero de un voluntario, tres heridos y les mataron tres soldados: estos, claro es que los han dejado en el mismo punto, porque no es cosa fácil cargar con ellos ni enterralos.

Los carlistas tuvieron un muerto, que se enterró en este cementerio, dos heridos, uno grave, porque un ginete amadeista, enfurecido porque le hablan muerto el caballo, descargó sobre su cabeza dos fuertes sablazos, después que estaba ya herido y rendido, y dos prisioneros, uno de ellos el otro herido mencionado.
Sus mismos adversarios no pueden negar que, aunque en retirada, los carlistas, muy inferiores en número, se batieron con una maestría y valor admirables. Bien lo prueba el número de bajas, porque si de los carlistas puede asegurarse no ha habido más, no del mismo modo puede afirmarse de los otros.

Quien ha pagado la fiesta de aquella acción han sido los vecinos de este pueblo, sobre el cual han descargado su cólera, en vista del mal éxito de su acometida. El dia 17, por la mañana, regresó, pasando por el mismo lugar en que hubo los tiros, parte de la columna, cercando el pueblo sin permitir que saliese persona alguna en todo el dia; exigen un número muy crecido de raciones de pan, de carne y no sé qué cantidad en metálico, y luego empiezan á hacer un registro tan serio, que no dejaron casa, rincón ni agujero sin reconocer.
A las cinco de la tarde llegó el resto de la columna y se fueron todos a Artesa, llevándose
presos al alcalde, a un comisionado de apremios y a otro individuo, labrador, habiendo el jefe dejado libre aun cura joven que le presentaron los voluntarios. Habia trascurrido una hora, y cuando nos creíamos libres de tan molestos huéspedes, se presentó otra columna de más de 600 hombres, que ha permanecido hasta hoy repitiendo la misma función; esto
es, raciones, riguroso sitio, escrupuloso registro, que se hizo extensivo por el término,
desde la última cabaña hasta la misma casa del Señor, examinando los ornamentos sagrados, creyendo, tal vez, sería paño para boinas.

Casas ha habido que en dos dias se han registrado cuatro veces. ¡Si serán curiosos los amantes de la Constitución democrática! Sin embargo, no les ha sido del todo infructuoso.
Viendo los carlistas que se acercaba la columna, y que en caso de un choque podían causarles estorbo algunas armas que llevaban sobrantes, y las más inútiles, las dejaron; así es que han recogido entre carabinas y fusiles de particulares y de aquellos, unas 40, algunas boinas y algún otro efecto.

Se va esta carta extendiendo demasiado, y concluyo. Si este modo de proceder no es entrar en el período del rigor, no sé qué será.»